“La Vigilancia Tecnológica y la Inteligencia Estratégica
tiene resultados infinitos”, señaló Nancy Pérez, responsable del Programa Nacional VINTEC, de la Secretaría de Gobierno de Ciencia , Tecnología e Innovación Productiva del MECCYT.
La UNRN junto al Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación (MECCYT) concretó en Viedma una capacitación en Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Estratégica con el objetivo de abordar nuevas herramientas para la gestión de la innovación, la vinculación y transferencia de conocimiento.
La actividad estuvo a cargo de la Esp. Lic. Nancy Veronica Pérez, coordinadora de Estudios Tecnológicos e Inteligencia Estratégica y responsable del Programa Nacional VINTEC, de la Secretaría de Gobierno de Ciencia , Tecnología e Innovación Productiva del MECCYT, quien luego de la disertación dijo lo siguiente:
¿Qué es concretamente la Vigilancia Tecnológica y la Inteligencia Estratégica?
La Vigilancia Tecnológica (VT) consiste esencialmente en el monitoreo de información de recursos tecnológicos, que muchas veces se hace a través de las patentes existentes en el mundo de la propiedad intelectual. La Inteligencia Estratégica es la búsqueda de información, tanto de patentes como de publicaciones, proyectos o mercados; pero ya incluyendo análisis y tratamiento de información estratégica, más elaborado, profundo cuantitativo y cualitativo, a partir de los cuales se pueden trazar diferentes escenarios frente a una actividad, una tecnología o un área de trabajo, para mejorar y potenciar las tomas de decisiones en las organizaciones. Consiste, fundamentalmente, en aprender a buscar información estratégica en internet, de calidad y confiable. En la actualidad, es incipiente este tipo de comportamiento. Se trata, en definitiva, de reforzar nuestras búsquedas en google, a partir de otras herramientas de gestión de la innovación.
¿Cómo se aplica en el resto del mundo?
Estas herramientas de innovación se empiezan a usar hace más de 25 años en Japón, España y Francia. Japón tiene áreas constituidas para buscar información previa al lanzamiento de un producto o servicio sobre todo desde el ámbito empresarial. España es muy fuerte en instituciones como Tecnalia (centro de investigación aplicada y desarrollo tecnológico del Estado español y uno de los más importantes de Europa). Asimismo, estas herramientas de innovación se implementaron en varias universidades del país para reforzar la vinculación y transferencia de conocimiento dentro y fuera de ellas. Y en el caso de Francia, aunque hay una empresa emblemática –Loreal- que tiene un área de vigilancia aplicada a productos cosméticos, también hay centros que trabajan en investigación y desarrollo, ayudando a que el investigador fortalezca la I+D, como por ejemplo que pueda implementar nuevas líneas de acción. En estos tres países, estas herramientas fueron en sus inicios aplicadas a una empresa y después a otros organismos. En el caso latinoamericano, hay experiencias en Brasil, México, Cuba, Colombia y Chile. En Argentina fue un poco emblemático porque surgió del propio Estado la iniciativa de generar un programa nacional para ayudar a todas las provincias, el Programa Nacional VINTEC. El Programa busca, desde sus comienzos - hace más de 10 años-, promover, sensibilizar y gestionar actividades de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Estratégica en grandes empresas, PyMEs, asociaciones empresariales, entidades gubernamentales, y organismos públicos y privados de investigación. VINTEC realiza estudios, desarrolla metodologías, y prácticas sobre la temática y presta servicios de apoyo a la búsqueda y análisis de información estratégica que permitan a las empresas y organizaciones delinear políticas que impacten en los procesos de innovación y en la competitividad a nivel nacional e internacional. El Programa Nacional de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia aporta herramientas claves para complementar la dinámica de desarrollo del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, brindando asesoramiento y apoyo en la gestión para que las empresas y organizaciones puedan diseñar estrategias a corto y mediano plazo.
¿Cómo aporta el Programa Nacional de Vigilancia al desarrollo competitivo regional?
La idea es primero conocer el territorio. Para la Inteligencia Estratégica es vital conocer el territorio y las necesidades de información de las organizaciones que lo integran, saber qué actores forman parte de ese territorio, y cómo el Estado y las universidades están presentes. Mejorar las relaciones -como el famoso triángulo de Jorge Sábato-, universidad, empresa y gobierno. Sirve para descubrir nuevas herramientas de innovación. Como por ejemplo: buscar nuevas tecnologías utilizadas en el exterior, aplicables a los residuos sólidos urbanos, y traerlas a Argentina, a un municipio o una región, y readaptarlas. Siempre se trata de dar información previa y calificada, bajando el grado de incertidumbre y fortaleciendo las capacidades estratégicas en el momento de tomar de decisiones en las organizaciones.
A 10 años de puesta en marcha del Programa, ¿cuál ha sido el impacto en las organizaciones que acceden a información actual y calificada?
El impacto del programa tiene que ver con dos cosas: una que las nuevas capacidades y competencias se empiezan a ver como una necesidad en las provincias, logrando la federalización del conocimiento sobre la temática a nivel país. Se han capacitado a más de 15 mil personas a nivel nacional. Se ha abierto una puerta importantísima al exterior, en cuanto a que varias entidades nos han llamado destacando que buscamos una metodología diferente. El Programa, que demandó un trabajo profundo, funcionó. Funcionó además por todo el trabajo realizado con las universidades y su apoyo, que enriqueció este proyecto. Fue un trabajo de hormiga pero logramos posicionar la temática en nuestro país y su necesidad como herramienta de la gestión de la innovación de implementarla en las tareas diarias en diferentes entidades territoriales. Más de lo que esperábamos. Un orgullo que lo hayamos logrado, con pocos recursos, aunque falta mucho más por hacer.
¿Cuál es el rol de las universidades nacionales en este proceso?
Lo que hicimos al principio fue capacitar a investigadores, alumnos, docentes, y áreas de vinculación tecnológica para que comenzaran a conocer la temática y sus posibilidades. La instancia posterior, en la que nos encontramos actualmente, consiste en empezar a capacitar áreas concretas para la generación de productos y servicios propios, aquellas principalmente que generen vinculación, transferencia, y extensión, así como a los bibliotecarios. Creemos que las universidades son el foco principal y tienen que saber sobre estas temáticas e implementarlas para fortalecer sus capacidades estratégicas y competitivas, como otras disciplinas.
Las Universidades evidencian una creciente vinculación con sus territorios a partir de la transferencia de conocimiento, ¿de qué manera se puede amplificar esa relación a partir de la VT/IE?
La VT y la IE tienen que ayudar a buscar soluciones para ver si se está en condiciones o no de transferir, por ejemplo. Si hay tecnologías en otra parte del mundo sobre el tema que se quiere transferir, si hay oportunidades de mercados, realizar alianzas estratégicas con otros organismos, si hay grupos de investigación que no conocemos dentro de la misma universidad y fuera de ella trabajando en un tema de interés. La VT-IE tiene que ser un recurso endógeno y un exógeno. Un endógeno en cuanto a que los alumnos la tienen que aplicar en sus proyectos de tesis, tanto de grado o posgrado; los docentes la tienen que usar para nuevas prácticas en el aula con respecto al uso de nuevas herramientas TIC, para enseñar a buscar información de calidad y confiable; el investigador la tiene que usar para hacer colaborar con la construcción de su estado del arte para poder ver, no sólo la parte de publicaciones científicas, sino también si hay tecnología o si hay mercados; y obviamente las autoridades para generar nuevas políticas territoriales o agendas I+D+i, entre otras acciones.
¿Qué resultados se obtienen instrumentando la VT/IE?
Pueden ser infinitos. Desde generar una política de Estado con base sólida, con información previa para ver si esto se puede implementar o no; de crear nuevas tecnologías o readaptarlas en el país cuando se hacen en el exterior; hasta ampliar líneas de investigación o generar agendas tecnológicas en el territorio basadas en información real.
El Programa Nacional VINTEC es por el momento la primera iniciativa de este tipo a nivel nacional. ¿Qué perspectivas y potencial de desarrollo tiene?
Es la primera entidad que surge del Gobierno. Por primera vez, en 2007, en Argentina se decide a nivel gubernamental generar un programa nacional. Se empieza a pensar buscando generar capacidades en las provincias al principio, para luego generar productos y servicio propios para ofrecer. Nos basamos en un trabajo en red. Trabajamos con más 35 sectores y áreas estratégicas como: plástico, autopartes, textil, industria 4.0, agricultura y ganadería inteligente, inteligencia artificial, espacial. También se ha trabajado en agroindustria, energías alternativas y tecnologías de información y comunicación, nanotecnología, biotecnología, un trabajo interesante en bioeconomía, y petróleo y gas, entre otros.