Así lo ejemplifica la reciente inclusión del orujo de manzana y de las harinas de alpataco y caldén en el Código Alimentario Argentino (CAA). “La incorporación de ambas materias primas en el Código fue gestionada por investigadores del CIT Río Negro (CONICET UNRN) de las sedes Atlántica y Alto Valle-Valle Medio. Permitirá al sector productivo utilizar estos ingredientes en la formulación de alimentos por sus excelentes propiedades funcionales, entre otros un alto contenido de fibra y compuestos antioxidantes en el orujo de manzana, y un alto contenido de fibra y minerales en la harina de algarrobo” indicó la Dra. Stella Maris Alzamora, a cargo del Centro de Investigaciones y Transferencia de Río Negro, una unidad ejecutora de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Río Negro cuyo principal objetivo es promover la investigación y transferencia de conocimientos, especialmente en temas relacionados con la alimentación y el desarrollo productivo de la región.
“No solo se beneficia la región rionegrina sino que se abren importantes alternativas sustentables a nivel nacional en las distintas zonas productoras. Estos dos logros se enmarcan en uno de los objetivos del CIT Río Negro de beneficiar la economía regional, diversificar la producción y promover la salud de la población”, mencionó.
“El orujo de manzana, que es un material compuesto por pulpa, cáscara, semillas y pedúnculos, tradicionalmente era descartado. Por ejemplo, en 2021, de las 500 mil toneladas de manzanas producidas en Río Negro, solo un 32% se industrializó como jugo, y otro 50% consistía en este subproducto que se desechaba. Este descarte generaba contaminación microbiana, fermentaciones espontáneas y gases de efecto invernadero debido a su alto contenido de humedad y carga orgánica” indicó Felipe Rocha Parra - investigador del CIT Río Negro, CONICET y profesor de la UNRN- quien lideró la investigación, confirmando que el orujo deshidratado es una excelente fuente natural de fibra y contiene compuestos antioxidantes. “Esto lo convierte en un ingrediente ideal para la elaboración de alimentos mejorados nutricionalmente, incluyendo panificados y repostería (panes, budines, pizzas, galletitas), barritas de cereal, rebozador de carnes e incluso infusiones”, afirmó.
Tradicionalmente, grandes volúmenes de estos subproductos eran descartados, generando no solo una pérdida de recursos valiosos sino también problemas ambientales significativos por su alta carga orgánica y humedad. “Sin embargo, la ciencia ha demostrado su potencial para transformar estos "residuos" en ingredientes de alto valor nutricional y funcional, impulsando así una economía circular”, aclaró.
Este logro es fruto de años de trabajo articulado entre el CIT Río Negro y el sector productivo local, que incluye a las industrias jugueras y sidreras del Alto Valle. La UNRN, a través de su equipo de la Planta Piloto de Alimentos Sociales en Villa Regina, fue la entidad que solicitó formalmente esta inclusión, sumando al Laboratorio Regional de Salud Ambiental de Cinco Saltos para realizar los controles microbiológicos necesarios para garantizar su seguridad.
Otro ejemplo destacable de la investigación aplicada en alimentos es la inclusión de las harinas de alpataco y de caldén (algarrobos nativos) en el Código Alimentario Argentino. Liderada por la Dra. Patricia Boeri en la Sede Atlántica, esta investigación permitió el reconocimiento oficial de estas harinas por sus excelentes propiedades funcionales, incluyendo alto contenido de fibra y minerales, bajo índice glucémico y ausencia de gluten, haciéndolas aptas para personas diabéticas y celíacas. Este logro no solo beneficia a los productores de la región, sino que también *revaloriza especies nativas y saberes ancestrales, promoviendo la soberanía alimentaria.
"El proceso de investigación y gestión para la inclusión de la harina de alpataco en el Código Alimentario Nacional ha sido extenso, pero refleja el tiempo necesario para asegurar rigor científico y contar con la validación oficial ante la Comisión Nacional de Alimentos", declaró Boeri, subrayando la rigurosidad científica y la validación oficial que respaldan la calidad y seguridad de la harina de alpataco como producto alimenticio.
"Este es un logro que ratifica la importancia de los objetivos de los CIT de CONICET en Universidades Nacionales, como la nuestra, que buscó integrar y aumentar los recursos humanos existentes en la región, tanto en la Sede Atlántica como la del Alto Valle y Valle Medio, priorizando temáticas de investigación como la soberanía alimentaria" señaló finalmente la Dra. Adriana Serquis, secretaria de Investigación, Creación Artística, Desarrollo y Transferencia de Tecnología de la UNRN, destacando que “Es un hecho que la inversión en investigación y desarrollo permite a las empresas agroindustriales innovar en productos y procesos, mejorando su oferta y diferenciación en el mercado. Lo que antes era un descarte ahora es un ingrediente de alto valor nutricional y funcional, agregando valor y diversificando la producción regional”.