En 2006 vino a San Carlos de Bariloche desde General Roca a probar suerte. Su familia y su entorno no tenían como horizonte una carrera universitaria. Las aspiraciones familiares asumían como “la” meta -según remarca Andrea- terminar el secundario. Algunos de sus abuelos y abuelas sabían leer y otros no, pero su mamá la llevó todos los días en bicicleta a la escuela y allí se estiraron sus opciones. Hasta los 5 años había acompañado en el carro a su papá cartonero.
Cuando había nacido su segunda hija en 2008 se enteró que abrirían en la ciudad carreras de la flamante Universidad Nacional de Río Negro. Había terminado el año anterior la secundaria en un nocturno y se inscribió en Hotelería porque la entendió como una carrera novedosa. “En el 2008 había una mujer inscribiendo en un pasillo del Centro Administrativo municipal, y mi último final lo rendí en el edificio nuevo de Anasagasti II, un lujo!” relata Andrea su larga y productiva carrera que acompañó el crecimiento de la Universidad.
El relato familiar se fue transformando: “Una vez estaba estudiando y escuchaba a mi hijo y mi hija jugar bajo la mesa, entre mis pies -cuenta Andrea-. Jugaban a preguntarse qué harían de grandes y dijeron que estudiarían en la Universidad, ‘como mamá y papá’” cuenta emocionada. Su compañero también es estudiante de la UNRN, a punto de recibirse de licenciado en Arte Dramático.
“Mi cambio es un cambio para el barrio” dice Andrea que es la primera licenciada del núcleo que la rodeaba de niña. La mamá de un vecino le decía feliz que la había puesto en todos sus estados de redes sociales cuando se enteró de su egreso. "¡La hija de Sarita y el Colo terminó la universidad!" se escribían entre vecinas, las mismas que se piden una plancha, que comparten penurias y velitas para los cumpleaños.
Su acceso al mundo laboral empezó mucho antes de recibirse: aprovechó toda oportunidad que le ofreció la UNRN. “Tengo la formación que esta Universidad me dio, tanto teórica cómo práctica, gracias a las pasantías que me ofreció” cuenta Andrea. Así accedió a ser profesora en un secundario nocturno, a colaborar en un estudio contable y actualmente administra un negocio turístico en Circuito Chico.
Le preguntamos qué le diría a alguien que está con dudas sobre inscribirse a una carrera universitaria: “Que se anime, que empiece. Que tenga la experiencia de sentarse al menos un día en la Universidad, que va a estar al lado de otras personas igual de desorientadas (se ríe). La cabeza se te vuela!”.
Temas. Graduada Historias de vida Hotelería